Cuando iba al colegio, le tenía pánico a los exámenes. Me daba igual si eran de matemáticas, de historia o de inglés. Siempre me ponía muuuy nerviosa, y daba igual lo que hubiese atendido en clase o las horas que hubiese estudiado: esa misma mañana, era como si hubiese olvidado todo lo que había aprendido. ¡Drama!
Siempre me repetía lo siguiente: «Vamos, Ruth. En unas horas todo habrá acabado y ya te podrás olvidar de la estructura de las células eucariotas y procariotas PARA SIEMPRE».
¡AHÁ! Ahí está el quid de la cuestión: para siempre. ¿No es triste que, después de todo ese esfuerzo, la única motivación fuese solo aprobar y olvidarme de ello? Por suerte, los tiempos cambian, y cada vez más docentes deciden apostar por metodologías activas centradas en el alumnado. Aquí es donde entra en juego el Aprendizaje Basado en Retos o ABR.
En este post, descubrirás qué es el ABR, en qué se diferencia de otras metodologías activas, por qué deberías implantarlo en tus clases y, por último, ideas y consejos prácticos para llevarlo a tu aula con éxito. ¡Vaaaamos allá!
¿Qué es el Aprendizaje Basado en Retos?
El Aprendizaje Basado en Retos (ABR) es una metodología activa que se centra en el desarrollo de las habilidades de resolución de problemas a través de retos o tareas. Esta metodología anima al alumnado a trabajar en grupo, a desarrollar su pensamiento crítico y a tomar un papel activo en su aprendizaje. ¿El objetivo? Desarrollar sus conocimientos, habilidades y la confianza necesarios para dar con la solución al reto planteado.
Se basa en la creación de un problema real (como la resolución de un problema de la comunidad, el diseño de un producto o el trabajo en una campaña de justicia social) que se puede resolver de forma cooperativa. ¡Por eso, el ABR es genial para fomentar el trabajo en equipo!
Además, en lugar de recibir instrucciones detalladas sobre cómo completar una actividad, cada estudiante puede explorar desde diferentes perspectivas, en base a sus conocimientos previos y aprovechando las capacidades y puntos fuertes de cada persona. En otras palabras, es una metodología que se adapta a cada estudiante, a su manera de aprender, de comprender y a su contexto.
Podríamos resumir el flujo así:
- Se parte de una pregunta problematizadora, de solución abierta y conectada a la realidad.
- El alumnado analiza, diseña, crea y aplica la mejor solución. El docente guía con preguntas y actividades durante los retos de aprendizaje.
- Se materializa la solución a través de una acción concreta.
No creas que la metodología basada en retos apareció antes de ayer. En verdad, existe desde hace décadas, pero tiene cada vez más fans entre la comunidad educativa, ¡y también entre las familias! Aunque no te preocupes, es muy común confundirlo con el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) o el Aprendizaje Basado en Problemas (ABProblemas).
¿Por qué llevar el Aprendizaje Basado en Retos a tu aula?
Si el ABR tiene tantos fans, ¡por algo será! Y es que con una planificación y las actividades adecuadas, esta metodología activa está pensada para impulsar la motivación y la participación en tus clases. Keep calm, que en un rato te damos grandes ideas para llevar el ABR a tu aula.
Pero antes de abordarlas y ponerlas en práctica, queremos que tú también sientas esa motivación extra. Por eso, vamos a recalcar todos los beneficios que vas a obtener si aplicas ABR con tus estudiantes. Entre otras cosas:
- Ayuda a desarrollar las habilidades de resolución de problemas, el pensamiento crítico y las power skills tan demandadas en los empleos del futuro. Ya te decíamos que esta metodología se basa en la resolución de retos reales, lo que ayuda a identificar y resolver problemas, ¡una habilidad esencial para la vida!
- Fomenta el trabajo en equipo. Cada persona aporta con sus conocimientos y habilidades, pero con un objetivo común para el que trabajan de forma colaborativa. ¿El resultado? Un aprendizaje mucho más enriquecedor y gratificante. Además, si ayudamos a cada estudiante a ser consciente de sus fortalezas, serán capaces de reconocer su valor único dentro del grupo.
- Es adaptable y personalizable. Esta metodología se adapta a cada estudiante, a su forma de aprender y comprender. Se trata de proponer retos, ¡claro que sí! Pero que al mismo tiempo sean alcanzables, y encajen con la realidad del alumnado.
- Es ideal para desarrollar la confianza y la autoestima. Cuando resuelven un reto real, sienten una sensación de logro y confianza en sus capacidades, lo que les impulsa a seguir trabajando y aprendiendo.
- Es muy motivador y ayuda a que el alumnado se comprometa con su propio aprendizaje. Su rol ya no es pasivo, ahora tienen que contribuir dentro del equipo. ¿Y qué pasa cuando sabes que tu opinión y participación es importante? ¡Exacto! Que te esfuerzas más por conseguir que todo salga adelante 😉
- ¿Y por qué no decirlo? ¡Aprender mediante la resolución de retos es muy divertido! Si tus estudiantes aprenden al mismo tiempo que se divierten, ¡enhorabuena! Has alcanzado el nirvana de la educación.
¡Qué maravilla! ¿No? Si el ABR logra todo eso, ¿por qué hay docentes que aún se resisten a aplicarlo en sus aulas? Bueno, es que los cambios siempre asustan, y comenzar a trabajar por retos supone todo un cambio en la manera de pensar y trabajar. Por eso, es clave contar con una buena planificación y tener a mano los mejores recursos.
Paso a paso para aplicar el Aprendizaje Basado en Retos
Ahora que ya sabemos qué es el ABR y sus principales ventajas, es hora de ponerse manos a la obra. Vamos paso por paso:
1. Elige la temática del reto
La clave del éxito del ABR es identificar un problema auténtico del mundo real que el alumnado pueda resolver en equipo. Algo que despierte su interés y les obligue a pensar de forma crítica y a encontrar soluciones.
Para ilustrar los próximos ejemplos, hemos elegido como tema la autoestima y la inteligencia emocional. Además de ser una temática con mucho peso en las aulas, es muy cercana al alumnado de cualquier edad. Por esta razón, es más sencillo vincularla a su contexto y vida real. Eso sí, habrá que tener en cuenta ciertos aspectos y adaptar la metodología y materiales para cada etapa.
2. Comienza a planificar el reto
Lo siguiente será vincular el reto a unos objetivos de aprendizaje, que a su vez irán vinculados a los criterios de evaluación.
Además de los objetivos de aprendizaje generales, establece objetivos específicos para cada grupo antes de comenzar el reto, y si es posible, también para cada estudiante. Así te aseguras de que conozcan su papel dentro del reto, lo que esperas de su equipo y cómo pueden contribuir de forma individual para el éxito del grupo.
Para educación primaria o secundaria
Una plantilla que nunca falla para planificar tus sesiones de ABR es esta. No olvides compartirla con el alumnado: así nadie se perderá por el camino y tendrán los recursos y la información en todo momento.
Para universidad
Si eres profe de uni, echa un vistazo a esta otra plantilla. Tiene todo lo necesario para planificar la resolución de un caso práctico. En este caso, el reto que hayas propuesto a tus estudiantes.
3. Idea una pregunta problematizadora poderosa
Una vez elegida la temática y con la planificación lista, es momento de preguntarse:
- ¿Cuál es la problemática más evidente?
- ¿De qué manera puedes impactar al alumnado desde el principio?
- ¿De qué manera puedes vincular el reto al contexto real del alumnado?
Durante la planificación y también en este punto, una buena elección de los materiales del reto será vital. Además de los recursos que guiarán al alumnado hasta la solución final, merece la pena que tomes un tiempo extra para seleccionar los recursos que lanzarán la pregunta problematizadora y servirán como detonadores del aprendizaje.
Por ejemplo, los vídeos son recursos fantásticos para crear experiencias de aprendizaje basado en retos. Elegir el vídeo correcto despertará las emociones de tus estudiantes y les motivará a encontrar una solución factible al problema.
Para educación primaria o secundaria
Para primaria y secundaria, puedes mostrarles un vídeo real de un estudiante de su edad que haya pasado por esa situación y comparta sus sentimientos. Así, les será más sencillo conectar con sus emociones, simpatizar y darse cuenta de que es un problema real que también les afecta.
Puedes utilizar una flashcard con vídeo. Es un recurso sencillo, pero potente.
Para universidad
En educación superior puedes plantear algo parecido. Los experimentos sociales con personas con preocupaciones o contextos similares al nuestro, provocan un sinfín de sensaciones. ¡Así que no lo dudes y aprovecha este tipo de recursos para tus retos!
Es de esperar que, una vez en su etapa universitaria, la mente de los y las estudiantes esté más preparada para recibir y generar múltiples ideas y dar lugar a debates más complejos. Con una videopresentación, podrás condensar todo lo que quieres transmitirles antes de empezar.
4. Sé la guía que te hubiera gustado tener
Uno de los objetivos de trabajar por ABR es fomentar la autonomía del alumnado, pero también es importante estar disponible para dar orientación cuando lo necesiten.
¿Quieres dar un empujón a su creatividad o notas que se estancan? Plantea preguntas que inviten a la reflexión y ofrece sugerencias útiles cuando sea necesario, pero sin pasarse: se trata de que lleguen a la solución de forma autónoma y no rebajar la sensación de reto.
Para educación primaria o secundaria
Personaliza esta plantilla como quieras para adaptarla a tu reto y a tu alumnado y acompáñala de otras actividades sobre educación emocional que la refuercen.
Para universidad
Las comparativas pueden ser muy interesantes para continuar o dinamizar el debate y reflexión constantes que suponen trabajar en un reto.
5. Evalúa de forma justa y significativa
Y llegamos al final. En este tipo de metodología, no tienes que esperar hasta el final para evaluar el trabajo de tus estudiantes. En el día a día, y a través de tus tareas como guía ABR, ya tendrás una idea de la solución que han ideado y del tipo de producto (digital o físico) que usarán para presentarlo, antes de llevarlo a la práctica.
Ya sabes que en Genially pueden crear cualquier tipo de producto digital para apoyar la solución al reto y la acción propuesta. Su elección tendrá mucho que ver con los tiempos establecidos y del nivel de dominio que el alumnado tenga de Genially: presentaciones, guías, microsites, infografías…
Ahora solo queda evaluar su rendimiento y solución final como equipo, pero también tendrás que evaluar su desempeño individual. De esta forma, cada estudiante se hará responsable de su propia contribución al equipo.
Puedes utilizar una rúbrica de evaluación como esta y adaptarla con los criterios de evaluación del reto.
No tengas miedo a probar nuevas formas de enseñar. Solo a través de la práctica podrás identificar qué actividades le gustan más y dan mejores resultados. Además, te permitirá conectarte mucho más con tus estudiantes y mejorar el clima en el aula. ¿No es para pensárselo?
¡Ahora es tu turno! ¿Has aplicado alguna vez en ABR en tus clases? ¿Sigues alguna estrategia especial? Cuéntanoslo en comentarios, ¡te leemos!