Efecto Pigmalión: cómo las expectativas positivas ayudan a transformar a tu alumnado

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Piensa en tu época como estudiante, ¿recuerdas al Pigmalión que marcó tu vida? Seguro que tienes presente a ese profe que siempre confió en ti y te animó para que llegaras a lo más alto en tus estudios. Si eres docente seguro que te suena el concepto de profecía autocumplida o efecto Pigmalión. Si no, pon atención que te cuento en qué consiste.

Estarás de acuerdo conmigo en que no hay nada más bonito que descubrir cuál es el talento que define a cada una de las personitas que tienes en tu clase y ayudarles a desarrollar todo su potencial. Para propiciar que una profecía autocumplida se haga realidad existe una fórmula mágica. Pon atención: solo hay que mezclar un poco de expectativas con una pizca de actitud. Es muy sencillo. La clave para fomentar el crecimiento y el desarrollo de una persona está en cargar de buenos deseos nuestras expectativas y mantener la motivación en el tiempo.

Quédate y descubre cómo convertirte en el Pigmalión que tus estudiantes siempre recordarán.

Origen del mito de Pigmalión

Por si te lo estás preguntando: el origen de este nombre está en la mitología grecorromana. Este mito fue difundido por el poeta romano Ovidio en su obra literaria Metamorfosis. Aquí se encuentra el relato referente al rey y escultor Pigmalión, enamorado de una de sus creaciones: la escultura de Galatea.

Durante mucho tiempo Pigmalión buscó casarse. Buscaba a la compañera perfecta. Y no conocía a ninguna más perfecta que Galatea. Con el tiempo desistió al no encontrar a nadie de carne y hueso con quien compartir su vida. Frustrado por la situación, y sin muchas esperanzas, rezó a la diosa Afrodita para que su amada obra cobrase vida.

Ya sabes lo que dicen, la esperanza es lo último que se pierde. Afrodita, conmovida, intervino para que Pigmalión viese cumplido su mayor deseo: la obra cobró vida. Galatea, que ahora es real, pasó a ser la compañera de Pigmalión. Sus expectativas habían ganado la partida.

¿Qué es el Efecto Pigmalión en educación?

En psicología y pedagogía, el efecto Pigmalión se refiere a la potencial influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra. Y eso fue lo que en 1966 Leonore Jacobson y Robert Rosenthal trataron de demostrar. Para ello, realizaron un estudio sobre el efecto Pigmalión en el ámbito de la educación basándose en el relato mitológico.

La investigación consistió en realizar una serie de pruebas de inteligencia a un grupo de estudiantes. Tras estas pruebas, el profesorado recibió una lista de nombres de alumnos y alumnas, seleccionados de forma aleatoria, de los cuáles se esperaba un alto rendimiento. A este grupo lo denominaron como academic bloomers.

A estas alturas ya lo sospecharás: todos los alumnos y alumnas tenían las mismas actitudes y aptitudes, con independencia de si formaban parte de la lista de ‘alto rendimiento’ o no. Y sí, el profesorado también formaba parte del experimento (aunque lo desconocían), puesto que sus expectativas positivas tendrían una fuerte influencia en el rendimiento de su alumnado.

¿Qué conclusiones se obtuvo del experimento?

  1. La efectividad del efecto Pigmalión depende de la autoestima del docente: ser profe y tener una buena autoestima contribuye a mejorar la autoestima del alumnado. ¡Sé el mejor Pigmalión para ti y serás el mejor Pigmalión de tus alumnos y alumnas!
  2. Las expectativas positivas y realistas del docente influyen de forma favorable en el rendimiento de sus estudiantes. Ya sabes, ¡es la hora de ser un auténtico Pigmalión positivo!
  3. Las expectativas positivas y realistas del docente ayudan a implantar un mejor clima de trabajo en el aula, donde se fomente la participación y el trabajo en equipo. ¡Tienes el poder para crear un ambiente de desarrollo y crecimiento!

Apóyate en esta plantilla para hablarles sobre la importancia de desarrollar una buena autoestima.

Trabaja el bienestar emocional de tu alumnado con esta plantilla. Con ella, aprenderán a identificar y gestionar sus emociones. A mayor autoconocimiento, mejor impacto en su autoestima.

El efecto Pigmalión en el aula: ejemplos de buenas prácticas

Ahora que ya comprendes en qué consistió el experimento de Jacobson y Rosenthal y cuáles fueron sus principales conclusiones, es hora de saber cómo podemos aplicarlo en la práctica docente. Vale, sé lo que estás pensando. Nadie te va a dar una lista de nombres de los academic bloomers de tu aula. ¡Ni falta que hace!

Es muy sencillo: solo tienes que aplicar un correcto liderazgo situacional. Para poder guiar a tu grupo y crear experiencias de aprendizaje significativas, es necesario conocer cómo es en su conjunto, y cómo son los alumnos y alumnas que lo componen.

Para ello, necesitas descubrir cuáles son sus pretensiones e intereses, qué les motiva y apasiona, y también  trabajar sobre sus posibles limitaciones para ayudarles a superarlas. Esto es muy importante para poder fomentar su autoconcepto positivo.

Ya lo dijo Einstein:

‘Si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil’.

Aquí tienes algunos ejemplos de buenas prácticas que te ayudarán a ser un gran Pigmalión:

Tener claro qué expectativas se quieren transmitir

Para ello necesitas conocer muy bien a tu perfil de alumno o alumna: saber qué le gusta y qué le motiva, cuáles son sus fortalezas y qué cosas se le dan bien. Tu objetivo es fomentar su desarrollo creando unas expectativas positivas y realistas, adaptadas a las características de tu grupo.

La importancia de tener una buena actitud

Ser profe y tener una buena autoestima es un éxito asegurado. Los docentes que muestran actitudes de aceptación, respeto y aprecio hacia sí mismos, están en una mejor posición para permitir que sus estudiantes desarrollen su autoconcepto positivo. En definitiva, una buena actitud va a ayudar a que el alumnado se supere.

Hacer uso del lenguaje positivo

El lenguaje positivo es el complemento perfecto a la buena actitud. Tomar conciencia de las palabras que eliges para comunicarte cada día  es fundamental. La forma en la que nos hablamos tanto a nosotros mismos como a los demás tiene el poder de cambiar nuestra mente. Esto sucede gracias a la neuroplasticidad del cerebro. Y si llevamos este concepto al contexto del aula, ya te puedes imaginar el resultado.

Eliminar sesgos cognitivos heredados

Los sesgos cognitivos son interpretaciones que hacemos de la realidad basándonos en nuestras experiencias: cómo otros nos tratan y qué piensan (o más bien, creemos que piensan) sobre nosotros. Podrás advertir que este tipo de interpretaciones suelen estar cargadas de un fuerte componente subjetivo.

¿Cómo se corrige esta característica en el aula? Para empezar, desecha la información errónea que tengas sobre tu alumnado. Intenta eliminar todo aquello que pueda influir de forma negativa tanto en su comportamiento como en su rendimiento académico. En síntesis, evita ‘poner notas’ de antemano según las características o cualidades que, a priori, se le presuponen a cada estudiante.

Mantener viva la llama de la vocación

La docencia es un trabajo muy gratificante, y también de mucha responsabilidad. Recuerda cada día qué te llevó a querer ser docente. Es importante mantener la motivación alta en el tiempo aunque no siempre sea fácil.

5 claves para fomentar el autoconcepto positivo en tu alumnado

Ahora que ya sabes cómo ser el profe Pigmalión que se lleve todas las ovaciones, va siendo hora de recapitular. Aquí tienes una lista con las 5 claves para desarrollar el autoconcepto positivo de tu alumnado:

  1. Eleva tus expectativas sobre tus estudiantes, confía en que aumentarán su rendimiento.
  2. Haz que tu alumnado sepa que crees en ellos y ellas, en su habilidad para hacer las cosas bien.
  3. Pon atención al lenguaje: usar un lenguaje positivo favorece el proceso de enseñanza y aprendizaje.
  4. Ayúdales a crecer: haz que asuman responsabilidades, tareas y proyectos que les ayuden a superarse.
  5. Enséñales la importancia de tomar sus propias decisiones.

¿Es posible hablar del efecto Pigmalión en la educación superior?

¡Por supuesto que sí! No obstante, aplicar la teoría del efecto Pigmalión en la educación superior puede suponer todo un desafío para los docentes.

Además de compaginar la docencia con labores de investigación, se enfrentan al reto de crear contenidos que motiven, generar una mayor participación en el aula, sin olvidar la importancia de fomentar el autoconcepto positivo del alumnado adulto. Aquí está Genially para ayudarte, don´t worry.

Por otra parte, una de las situaciones que más preocupan a los estudiantes es el hecho de no saber cómo orientar sus carreras profesionales una vez finalicen sus estudios. Además, no olvidemos que en esta etapa de nervios e incertidumbre se enfrentan a la preparación y presentación de sus trabajos finales.

Sentir que alguien te guía y te motiva para encontrar tu camino lo hace todo mucho más fácil. Por eso, te recomendamos utilizar esta plantilla para ayudar a tu alumnado a preparar un currículum profesional e interactivo para enfrentarse al mundo laboral.

¿Qué puede hacer Genially por ti para poder ser un buen Pigmalión?

Lee con atención, porque esto además te servirá para potenciar el talento y las habilidades de tu alumnado:

  1. Genera experiencias de aprendizaje significativas y motivadoras: enriquece tus clases con contenidos interactivos pensados para el mundo digital. Recuerda: ¡somos seres visuales!
  2. Propicia el desarrollo de sus power skills: esto les va a permitir fomentar su futura empleabilidad y desarrollar sus carreras profesionales con éxito.
  3. Fomenta el trabajo en equipo: deben aprender estrategias de comunicación asertiva, con el objetivo de mejorar la efectividad y la eficacia del grupo.

Si hay algo que es evidente es que un cerebro que se emociona aprende más y mejor. Por eso, no dudes en innovar y en crear. No dudes en conocer mejor a tu alumnado y en generar buenas expectativas. Vas a ser un gran Pigmalión, ¡no lo dudes!

Rosa Castillo
Rosa Castillo
Content Creator Trainee

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